Solamente hace falta ver dónde nos vamos cada año de vacaciones para adivinar que somos fans incondicionales de las Islas Baleares. Pero si hay una de ellas a la que le tenemos especial cariño, esa es Mallorca. Esta es la isla donde nuestros padres disfrutaron de unos veranos inolvidables cruzando la isla de un lado a otro con su vespino. Poco a poco, la familia fue aumentando y cada vez fuimos más los que nos enamoramos de los rincones más remotos de la isla.
A todos aquellos que creen que en Mallorca no hay nada más alla de Palma, Magaluf o Andratx, les invitamos a que conduzcan hasta el otro lado de la isla y descubran un paisaje totalmente diferente y un oasis de tranquilidad. Hablamos de la zona noreste de Mallorca, donde se encuentra Artá, uno de los pocos municipios que todavía preserva un rico entorno rural y paisajístico.
Artá es la combinación perfecta entre patrimonio cultural, tradición, modernidad, naturaleza y turismo rural. Una parada obligatoria para descubrir la auténtica Mallorca. En nuestra última escapada nos alojamos en el Hotel Forn Nou de Artà y fue todo un acierto.
El Hotel Forn Nou, situado en el corazón de esta pequeña polación, está ubicado en una propiedad familiar en cuarta generación. Solamente dispone des 6 habitaciones pero cada una tiene su propio encanto. Además, también tiene un restaurante (muy conocido entre los artanences), barra de coctelería, zona de juegos y una bonita terraza.
En la decoración de las habitaciones predomina el blanco, la madera natural y los tonos dorados procedentes de muebles restaurados. Eso sí, la gran protagonista de nuestra habitación era la preciosa bañera que teníamos a los pies de la cama. ¡Imposible no hacerse foto dentro!
Debemos confesar que la hora del desayuno es uno de nuestros momentos favoritos del día, tanto dentro como fuera de casa. Pero ahora hacía tiempo que no disfrutábamos tanto con un desayuno. El propietario del hotel, muy atento, nos preparó zumos naturales, café recién molido, platos de embutidos, huevos revueltos y, como no (ya que nos encontramos en una antigua panadería -forn, en catalán-) pan recién hecho.
Durante el día, en esta misma sala se sirve la comida y la cena. Luego, hay otro piso subterráneo donde se encuentra la cocina, la bodega de vinos y (¡sorpresa!) una gran mesa para organizar cenas privadas. ¡Un lugar único! Lamentablemente, nos quedamos tan sorprendidas al ver eso que no tomamos ninguna foto del espacio (una excusa para volver).
Como se puede apreciar en la fotografía anterior, desde el restaurante se ve un pequeño altillo donde encontramos la sala de juegos para los más peques. Libros y juguetes de todo tipo invaden todo el espacio.
Justo antes de irnos descubrimos el gran secreto que guarda el hotel. Primero, al subir al segundo piso encontramos una primera terracita con una mesa, ideal para una cena íntima. Desde la terraza, un nuevo tramo de escaleras nos lleva hasta lo más alto de esta antigua casa y…
… ¡qué bonitas vistas! Desde el «terrat» de la casa se podía ver todo el pueblo de Artà, esècialmente el castillo y el santuario de Sant Salvador.
Hotel Forn Nou Artà
Carrer del Centre, 7
Artà, Mallorca